Qué es el estrés laboral
En España, el 59% de los trabajadores sufre estrés en el entorno laboral, según datos publicados por el INE (Instituto Nacional de Estadística). Los constantes cambios en el entorno laboral, la elevada competencia y, por ende, una mayor exigencia han derivado en un incremento de los niveles de presión en el trabajo.
Este hecho no sólo afecta dentro de nuestras fronteras, sino que según un estudio de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo, el 28% de los europeos también se ve envuelto en situaciones cotidianas de estrés.
Señales que conviene vigilar
- Fatiga constante, dolores de cabeza o contracturas.
- Dificultad para priorizar y sensación de “ir apagando fuegos”.
- Irritabilidad, microconflictos o aislamiento.
- Aumento de correcciones, entregas fuera de plazo o tickets reabiertos.
- Reuniones que se alargan sin decisiones claras.
Causas frecuentes del estrés en la oficina
- Sobrecarga y mal diseño del trabajo: demasiadas tareas simultáneas, objetivos poco realistas.
- Ambigüedad de rol: no queda claro “quién hace qué” ni “cómo se mide el éxito”.
- Interrupciones constantes: mensajes, llamadas, pings y reuniones sin agenda.
- Entornos ruidosos o mal acondicionados: luz, temperatura, ergonomía.
- Procesos y herramientas confusos: duplicidades, permisos, flujos poco claros.
- Liderazgo y comunicación insuficientes: falta de feedback o reconocimiento
Consecuencias del estrés en la oficina
Las consecuencias de una exposición prolongada a este tipo de afecciones son muy negativas, tanto a nivel fisiológico como cognitivo, pudiendo derivar en el denominado Síndrome de Burnout o desgaste profesional, que se basa en síntomas de fatiga crónica y suele manifestarse en actitudes negativas, absentismo laboral, incapacidad de tomar decisiones importantes, falta de compromiso y concentración.
Además, y en concordancia con otra serie de datos publicados por la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, la mitad de las bajas laborales están asociadas al estrés, por el mismo motivo que dos de cada diez trabajadores abandonan su trabajo. Por si fuera poco, los trabajadores estresados tienen hasta cinco posibilidades más de sufrir un accidente. Es por ello que se manifiesta como esencial saber tratar y prever los síntomas.
¿Cuáles son los riesgos psicosociales?
En primer lugar, hay que tener en cuenta que unas condiciones laborales como las que se presentan a continuación son las principales causantes de los llamados riesgos psicosociales, una situación muy delicada para los trabajadores, que condiciona el óptimo desempeño de sus tareas e impide la consecución de un rendimiento adecuado. Los más destacados son los siguientes:
- Aumento y exceso de exigencias psicológicas. Se producen cuando el trabajador está obligado a tomar decisiones difíciles, fuera de sus competencias y responsabilidades, con una carga de trabajo exagerada, cuando se ve obligado a trabajar de forma rápida e irregular o cuando no está autorizado a mostrar su opinión sobre las decisiones que se están llevando a cabo en la empresa.
- Irregularidades en las compensaciones. Sobre todo, cuando el trabajador es cambiado de rango profesional sin justificación, cuando el salario es demasiado bajo en relación con las tareas desempeñadas, cuando aparece la inseguridad contractual y las condiciones del acuerdo no son las esperadas e incluso, cuando se falta al respeto del trabajador de manera continuada.
- Incompatibilidades profesionales y personales. La vida personal y doméstica de los trabajadores tiene que poder llevarse a cabo, sin ningún tipo de inconveniente o problema añadido, al tiempo que las tareas que surgen en la propia realización del trabajo remunerado. En este sentido, los empleados se encuentran con numerosas dificultades a la hora de conciliar sus responsabilidades domésticas y familiares. Por ello, en las empresas es necesaria la existencia de una normativa y unas herramientas adecuadas para la conciliación de la vida laboral y personal.
- Falta de apoyo por parte de la empresa. Cuando un trabajador queda relegado o apartado, sin ningún tipo de apoyo de sus superiores ni de sus propios compañeros, al tiempo que sus tareas se encuentran mal definidas o carentes del peso que deben tener dentro de la estructura general de su empleo. Además, también es posible que no cuente con la información necesaria, ni las indicaciones básicas a tiempo para que pueda desarrollar su potencial sin problemas.
- Imposibilidad de desarrollo. Cuando el trabajador no puede adaptar su horario de trabajo a sus necesidades familiares, cuando se le impide realizar descansos dentro de su jornada, cuando apenas cuenta con autonomía para realizar sus tareas, y sobre todo, cuando sus cometidos profesionales le impiden desarrollar todos sus conocimientos y mostrar su mejor cara, algo que se traduciría en beneficios inmediatos para su empresa.
Estrés laboral, ¿cómo prevenirlo?
- Fomenta la comunicación bidireccional. Además de dar directrices laborales, los superiores deben prestar apoyo a los empleados y conocer de primera mano sus necesidades, de manera que puedan buscar soluciones de manera conjunta.
- Define claramente las funciones y responsabilidades, de manera que un empleado pueda apoyar en determinadas funciones sólo si sus principales tareas están cubiertas.
- Realiza una distribución equitativa de las tareas, pues la sobrecarga es uno de los claros detonantes de situaciones de presión y, en consecuencia, de exposición a altos niveles de estrés.
- Establece timings realistas. Es habitual en ciertos sectores, como por ejemplo en las agencias de comunicación, depender de clientes con urgencia por tener el trabajo hecho lo antes posible. Ante estas situaciones es muy importante medir el tiempo que conlleva realizar esas tareas y dejar claro que, en caso de ser exigir ser inferior, puede repercutir en una disminución de la calidad y un aumento de estrés.
- Nombra a responsables de sustitución. En situaciones de bajas laborales, ausencias o vacaciones, es imprescindible nombrar a un compañero de departamento o a un superior que se encargue de realizar las tareas pendientes y de actuar frente a cualquier imprevisto que pueda ocurrir.
- Sé flexible. Al igual que muchos de tus empleados seguramente acaben haciendo alguna hora extra algún día, no dudes en conceder ciertas licencias como trabajar desde casa o dejar salir antes del trabajo para ayudar a conciliar la vida laboral y personal.
- Promueve hábitos saludables. Opciones como adquirir café, fruta para los desayunos, ofrecer descuentos en servicios de guardería y/o actividades de ocio tanto dentro de la jornada laboral como salidas fuera del trabajo pueden ser grandes aliados de cara a mejorar la salud de los trabajadores, reducir tensiones y aumentar la productividad y la competitividad de la empresa.
La prevención del estrés, como parte de riesgos psicosociales, debe estar recogida dentro de un correspondiente plan de prevención, que contemple factores de riesgo, medidas preventivas y pautas de actuación. No debemos olvidar que el capital humano conforma la base y alma de nuestra empresa, sobre la cual ésta debe crecer. Una buena salud de los trabajadores repercutirá positivamente en una buena salud empresarial.
KPIs para saber si estás reduciendo el estrés
- Velocidad y estabilidad de entrega: tareas completadas/semana y variabilidad.
- Retrabajos: porcentaje de tareas reabiertas o corregidas.
- Tiempo de foco protegido: número de horas/semana sin interrupciones.
- Índice de reuniones efectivas: reuniones con acta y decisiones / reuniones totales.
- Clima y energía: pulso quincenal anónimo (breve) sobre carga y claridad.
