El turismo es, indudablemente, uno de los principales motores económicos de España. Así lo avala la cifra de 241.464 millones de euros a la que asciende la producción de todos los bienes y servicios que se ponen en el mercado relacionados con el sector.
Esta cifra supera en un 4.5% a la estimada, según se recoge en dos estudios presentados en la Feria Internacional del Turismo (Fitur) el pasado enero. Por ello, no es de extrañar que haya una gran mayoría de puestos de trabajo, especialmente estacionarios, que se concentren en la hostelería, la restauración y el alojamiento.
¿Qué puestos de trabajo comprende este sector?
Los empleos más habituales son:
- Cocineros
- Ayudantes de cocina
- Camareros
- Encargados de bares o salas
- Recepcionistas de hoteles
- Personal de limpieza y mantenimiento
En este sector son característicos ciertos riesgos cuya prevención es necesaria, tanto para el propio empleado, como para la clientela y la empresa en cuestión. Los trabajadores deben ser conocedores de estos potenciales peligros y aplicar las pertinentes medidas en consecuencia.
¿Qué riesgos pueden presentarse y cómo prevenirlos?
Comenzando por el personal de cocina y los/as camareros/as, las amenazas más frecuentes podrían dividirse en:
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Cortes y heridas/amputaciones debido al contacto con utensilios, máquinas de corte y vajillas rotas. Para tratar de evitar esta situación en la medida de lo posible, se recomienda utilizar equipos de protección como guantes y cuchillos con mangos antideslizantes, además de guardarlos con sus pertinentes fundas tras el uso.
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Caídas derivadas de un calzado inadecuado o excesiva grasa y suciedad. Para ello se recomienda un calzado antideslizante, secar y limpiar frecuentemente las zonas afectadas y despejarlas con el fin de no obstruir el paso.
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Las lesiones musculares o cargas son bastante frecuentes en este sector. Para evitarlas es necesario reducir y distribuir el peso al igual que seleccionar utensilios con un diseño ergonómico.
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Utilizar guantes a la hora de transportar o manipular recipientes muy calientes es una buena manera de evitar las quemaduras, como también puede ser evitar llenarlos hasta el borde. Asimismo se aconseja orientar los mangos de sartenes y utensilios hacia dentro.
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En cuanto al contacto y exposición de sustancias peligrosas, es necesario tener una ventilación adecuada del local, evitar la respiración de vapores tóxicos o nocivos y siempre respetar las instrucciones que nos haya dado el fabricante en cuanto a la preparación de los productos.
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Otro factor a tener en cuenta es la electrocución. Los dispositivos eléctricos deben estar en buen estado y con las pertinentes revisiones realizadas. Además, aunque parezca una obviedad, los trabajadores necesitan ser prevenidos de utilizarlos con las manos mojadas como también de verter líquidos cerca de tomas de corriente.
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Es muy importante que, sobre todo en las cocinas, haya un sistema de detección y alarma de incendios, periódicamente revisado para asegurar un funcionamiento idóneo. Lo mismo sucede con el conducto de gas, que es imprescindible se encuentre libre de cualquier elemento que pueda obstruirlo.
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Por último pero no por ello menos importante, destacan los riesgos psicosociales, tan habituales en el sector como el estrés o la fatiga. En relación con este punto debes asegurar que tus empleados descansen lo suficiente y tengan turnos rotativos adecuados.
No olvides de que la opción más básica, es siempre tener un botiquín en el lugar de trabajo que contenga productos esenciales como tiritas o desinfectantes y que una correcta formación, resulta imprescindible de cara a la prevención, más aún en un sector como la hostelería, en el que los accidentes menores son frecuentes.
Diseño del puesto y orden: el 50% de la prevención
Un espacio ordenado y bien diseñado evita más accidentes que cualquier cartel. Coloca alfombrillas antideslizantes donde se friega a menudo, organiza los utensilios por frecuencia de uso para evitar movimientos bruscos, guarda cuchillos en soportes seguros, sitúa extintores y mantas ignífugas accesibles, y separa claramente zonas calientes y de circulación. La iluminación homogénea en cocina y almacén reduce errores y cortes; en sala, combina estética con visibilidad de escalones, rampas y cambios de nivel.
Señalización útil y mantenimiento sin excusas
Señalizar no es llenar de iconos: es guiar decisiones. Indica suelos mojados solo mientras dure el riesgo real; marca rutas de evacuación visibles; etiqueta enchufes y magnetotérmicos para actuar rápido ante una avería. El mantenimiento preventivo (campanas, cortadoras, freidoras, cámaras, instalación eléctrica y de gas) evita incendios y paradas. Asigna responsables y plazos: si “es de todos”, a menudo no es de nadie.
Manipulación de alimentos
Las normas de seguridad alimentaria y la prevención de riesgos laborales para hostelería se tocan. La cadena de frío bien controlada reduce intoxicaciones y a la vez organiza el flujo de trabajo: cámaras sin sobrecarga, pasillos despejados, estanterías firmes. La rotación FIFO disminuye carreras de última hora y el uso de utensilios adecuados para cada tarea (pinzas, guantes térmicos, tablas codificadas) reduce cortes y quemaduras. La limpieza programada, con productos identificados y fichas de seguridad accesibles, evita mezclas peligrosas y vapores irritantes.
Equipo de protección personal
Guantes térmicos y resistentes a cortes, delantales ignífugos en frituras, calzado antideslizante cerrado en todo el local, gafas para desescarchado con químicos o desatascos y protectores auditivos en zonas con maquinaria ruidosa. El EPI funciona si es cómodo, está a mano y se explica su porqué. Cambia tallas y repón de inmediato; si la plantilla lo evita por incomodidad, ajusta el modelo. La prevención no puede ir contra el servicio: debe integrarse en él.
Ergonomía y cargas: trabajar rápido sin castigar el cuerpo
La hostelería exige repeticiones y bipedestación prolongada. Alternar tareas, elevar encimeras a alturas correctas, usar alfombrillas antifatiga y carros para transporte de cajas o vajilla reduce dolores y bajas. En sala, equilibra peso en bandejas y limita el número de platos por viaje si implica torsiones peligrosas. En barra, ubica botellas pesadas a altura media para evitar sobreesfuerzos. En almacén, fomenta el “cargar pegado al cuerpo” y usar las piernas, no la espalda. Estas reglas simples valen más que cualquier póster.
Químicos, gas y electricidad
Los productos de limpieza y desinfección se almacenan separados de alimentos, en envases originales y con cierres seguros. Nunca mezcles lejía con ácidos o amoniaco; ventila y usa guantes adecuados. El gas debe revisarse con la periodicidad indicada por normativa, con llaves accesibles y detectores si procede. La electricidad en zonas húmedas requiere diferenciales en buen estado y enchufes estancos; no improvises prolongadores sobre suelos mojados ni manipules equipos con manos húmedas.
Incendios y quemaduras
Las cocinas acumulan aceite y calor: instala sistemas de extinción adecuados, forma al equipo en su uso y define quién corta gas y electricidad. Las quemaduras leves se tratan de inmediato con agua fría, nunca con hielo directo o pomadas caseras. En caso de incendio en aceite, no uses agua; tapa o emplea manta ignífuga. Los simulacros cortos, fuera de horas punta, fijan automatismos que marcan la diferencia.
Caídas, cortes y golpes
Seca de inmediato derrames (y señala mientras actúas), recoge cables sueltos, evita platos y copas apilados por encima del límite, usa recogedores y escobas para cristales rotos, guarda cuchillos en fundas o imanes lejos del borde y pasa material cortante siempre con aviso verbal. En pasillos estrechos, utiliza una palabra clave (“¡paso!”) para avisar de bandejas calientes o cuchillos. Establece “sentido de circulación” en horas punta para que el personal no choque.
Estrés térmico, turnos y salud psicosocial
Calor, ruido, clientes exigentes y picos horarios pueden disparar errores. Ventila la cocina, instala cortinas de aire donde sea posible y permite pausas breves y programadas. Ajusta la planificación de turnos para evitar jornadas eternas, promueve el relevo en puestos críticos y fomenta la comunicación clara con el equipo de sala para que la presión no “explote” en barra o cocina. La buena prevención de riesgos laborales para hostelería incluye salud mental: un clima ordenado y respetuoso reduce incidentes.
