Para crecer como empresa, es fundamental analizar cada una de las actividades del negocio con el objetivo de extraer los puntos fuertes competitivos y, posteriormente, potenciarlos. Potenciando los puntos más fuertes, tu negocio llegará a cotas más altas, por lo que es recomendable utilizar herramientas estratégicas como la cadena de valor, la cuál te ayudará a saber todo lo que necesites sobre tu empresa.
¿Qué es la cadena de valor?
Se trata de una forma de análisis de la actividad empresarial, un sistema de estrategia competitiva. Gracias a ella, podrás descomponer la empresa en sus partes constitutivas, donde tendrás la oportunidad de identificar las diferentes actividades generadoras de valor.
Siempre y cuando la empresa lleve a cabo actividades de su cadena de valor de forma mejor diferenciada que sus rivales o de manera menos costosa, se considerará ventaja competitiva, aquella ventaja que dará un plus a tu empresa sobre la competencia.
¿Para qué sirve la cadena de valor?
La cadena de valor sirve como una herramienta estratégica para comprender cómo una empresa genera valor y dónde puede mejorarlo. Sus usos más comunes son:
- Analizar procesos internos: Desglosando cada actividad para saber cuál aporta más valor y cuál puede ser ajustada.
- Definir estrategias de negocio: Permite decidir si competir por costes, diferenciación o especialización.
- Detectar oportunidades de mejora: Ayuda a priorizar inversiones en áreas clave que incrementen la rentabilidad.
- Coordinar departamentos: Fomenta una visión integral, donde todas las áreas trabajan hacia el mismo objetivo.
Actividades de la cadena de valor
Las cadenas de valor se dividen en dos partes. Por una parte, se desglosan las actividades primarias y, por la otra, las secundarias.
Actividades primarias
Las actividades primarias son aquellas relacionadas con la creación física del producto, el servicio de venta y el de postventa. Dentro de este grupo se pueden dividir un total de cinco apartados (Logística interna, operaciones, logística externa, marketing y ventas y servicio).
La logística interna comprende las diferentes opciones de recepción, almacenamiento y distribución de las diferentes materias primas con las que se trabaja. En producción se analiza el procesamiento de cada una de las materias primas y cómo se transforman en producto final. Tras este proceso se pasa a la logística externa, la cual se encarga de analizar el almacenamiento de los productos ya terminados y la distribución del producto al consumidor.
Actividades secundarias
Por último, dentro de la cadena de valor también podemos distinguir el servicio de marketing y ventas, en el que se valoran las actividades mediante las que se da a conocer el producto, y el servicio de postventa, en el que se agrupan las diferentes actividades que tienen como objetivo mantener y realzar el valor del producto.
Las actividades secundarias son aquellas que auxilian a las primarias. En este apartado podemos encontrar servicios de infraestructura de la organización, en la que se valoran aquellas actividades que prestan apoyo a toda la empresa (finanzas, contabilidad, planificación).
Pero no solo eso, también se toman en consideración aquellas actividades relacionadas con la dirección de recursos humanos, es decir, la búsqueda, la contratación y la motivación del personal, con las compras, y con el desarrollo de tecnología, investigación y desarrollo, en la que investiga los distintos generadores de costes y valor.
Beneficios de la cadena de valor
La cadena de valor permite a las empresas analizar cada etapa de sus procesos con el objetivo de detectar mejoras y optimizar resultados. Entre sus principales beneficios destacan:
- Identificación de ineficiencias: Ayuda a descubrir áreas donde se generan costes innecesarios.
- Mejora de la competitividad: Permite diferenciarse de la competencia ofreciendo mayor calidad o un mejor servicio.
- Optimización de recursos: Facilita una gestión más eficiente del tiempo, personal y materiales.
- Mayor satisfacción del cliente: Al perfeccionar cada actividad, el producto o servicio final responde mejor a las expectativas del consumidor.
Innovación continua: Favorece la adaptación de la empresa a nuevas tendencias y necesidades del mercado.
Aplicación de una cadena de valor
¿Cómo se realiza una cadena de valor? Hay que tener en cuenta diversos factores. En primer lugar, hay que elaborar un mapa de procesos. Una vez hecho esto se elaborarán las relaciones y, posteriormente, se llevará a cabo un análisis de ventajas competitivas y se definirán las estrategias a seguir para potenciar los puntos fuertes de la empresa.
Una vez hecho esto, y conocido a fondo la empresa, se establecerán unos objetivos generales, específicos y estratégicos y se contactarás con proveedores tanto de carácter interno como de carácter externo. Una vez hecho esto se analizarán los costes de producción, los generadores de valor y los productos terminados antes de acceder al mercado de clientes, donde se determinará para quién se genera el valor. Allí se podrán analizar las 4C’s (Costo, cliente, competencia y cambio).
En definitiva, una cadena de valor se convierte en un factor clave a la hora de descubrir los puntos fuertes competitivos de tu empresa. Si quieres crecer con tu empresa, llevar a cabo este proceso se considera fundamental, pues te ayudará a descubrir tus puntos fuertes y, además, potenciarlos.
