En el mundo tan globalizado en el que vivimos y en el cual la competencia entre las empresas cada vez es más feroz, estas deben mostrar sus mejores cartas para conseguir, por una parte, fidelizar a los clientes actuales y, por otra, atraer a nuevos usuarios con el fin de incrementar su cuota de mercado.
Para poder llevarlo a cabo y además conseguir diferenciarse de la competencia, las tarjetas de fidelización son una de las opciones que más valoran las empresas.
¿Qué son las tarjetas de fidelización y cómo funcionan?
Las tarjetas de fidelización (físicas o digitales) son un identificador del cliente que activa una mecánica de recompensas a cambio de su repetición de compra o de determinados comportamientos (visitas, importes, recomendaciones).
Tipos de tarjetas
- Físicas: de PVC o cartón (tipo “sellos” o con código de barras). Baratas, simples, pero más difíciles de medir.
- Digitales: app propia, tarjeta virtual con QR, o wallet (Apple/Google). Reducen fricción, dan datos y son más seguras.
- Híbridas: empiezas con cartón sellado y evolucionas a digital cuando validas la propuesta de valor.
- Por niveles: bronce–plata–oro, incentivan subir de tier; funcionan bien con tickets medios altos.
- Por puntos o cashback: acumulas y luego canjeas. Fácil de entender; cuidado con el impacto en margen.
Tarjetas de fidelización ¿únicamente para grandes empresas?
Seguro que cuando te hablan de tarjetas de fidelización te vienen a la mente aquellas que pertenecen a grandes empresas como, por ejemplo, El Corte Inglés o Carrefour. Estas dos empresas son un claro ejemplo de que las tarjetas de fidelización funcionan a las mil maravillas, ya que hacen que los usuarios repitan compra en sus establecimientos y aumenten la frecuencia de las visitas.
Pues bien, ante esta estrategia de fidelización que funciona tan bien en las grandes empresas, son muchas las pymes que se preguntan si ellas también pueden hacer uso de las tarjetas de fidelización. Y la respuesta a esta duda tan generalizada es que sí pueden.
Si el mundo empresarial está copado por una gran cantidad de empresas que compiten por una porción del mercado, en el caso de las pymes la competencia es aún mayor. Frente a esta competencia, y junto a la posibilidad de los usuarios de acceder a información para comparar precios y comentarios antes de comprar, las pymes trabajan en un entorno laboral marcadamente inestable, en el cual las compras, al igual que los clientes, van y vienen. ¿Cómo solucionar estas idas y venidas? Con las tarjetas de fidelización es posible hacerlo, ya que permiten ofrecer una serie de ventajas que hacen que los clientes se decanten por tu empresa y no por la de la competencia.
Ventajas de las tarjetas de fidelización
Las pymes, al igual que las grandes empresas, pueden beneficiarse de las ventajas que supone el tener una tarjeta de fidelización. De todas estas ventajas queremos destacar dos principalmente:
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La primera de ellas es aportar valor al cliente. Este beneficio es muy útil para favorecer la diferenciación y hacer que la balanza de la cuota de mercado se incline a tu favor. El ejemplo es simple: imagina dos farmacias de barrio que están a la misma distancia desde tu casa, con lo que cada vez vas a una. Si una de ellas implementa una tarjeta de fidelización y te ofrece promociones/descuentos, seguramente siempre acudirás a esa farmacia, ya que te ofrece un valor añadido del que carece la otra farmacia.
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Ayuda a conocer más al cliente. Las tarjetas de fidelización, junto con las nuevas tecnologías, se convierten en una potente manera de conocer más sobre los gustos e intereses de los clientes. Ver qué compran, con qué frecuencia, conocer sus marcas preferidas… todo esto se puede averiguar gracias a las tarjetas de fidelización y a un buen programa analítico detrás de ellas. Con esto conseguirás ofrecer promociones más enfocadas al cliente, con lo que su fidelidad hacia la marca aún será mayor.
Como ves, estas dos ventajas son muy útiles en el ámbito de las pymes, ya que, si se utilizan de manera correcta, las tarjetas de fidelización pueden convertirse en una herramienta para resultar más competitivos a ojos de los consumidores.
Riesgos y cuándo no conviene
- Canibalización de margen: recompensas demasiado generosas o sin condiciones.
- Complejidad operativa: si en caja hay colas, añadir pasos extra empeora la experiencia.
- Baja diferenciación: si todos en tu calle regalan lo mismo, serás uno más.
- Saturación y fatiga: si no hay valor real o comunicación útil, cae el uso.
- Privacidad/RGPD: gestionar datos sin proceso ni consentimiento claro es arriesgado.
¿Son útiles? Depende de estas 6 variables
- Frecuencia natural de compra en tu categoría (cafetería ≠ muebles).
- Margen bruto suficiente para financiar la recompensa.
- Ticket medio y elasticidad al incentivo (¿sube con umbrales?).
- Competencia local y diferencia de propuesta.
- Capacidad operativa (TPV, formación, procesos).
- Capacidad de comunicación (email/WhatsApp/SMS y contenidos).


