Aunque los índices bursátiles datan de finales del siglo XIX, el común de los mortales sólo tiene constancia de su existencia, como ocurre con la prima de riesgo, durante los períodos de desaceleración económica o situaciones puntuales de pánico internacional relacionadas con ataques terroristas o desastres naturales.

Sin embargo, dentro del mundo empresarial la situación cambia, ya que la variación de los índices bursátiles y, por ende, de las primas de riesgo, tanto las internacionales como la nacional, pasando por la propia de la empresa puede cambiar los tipos de interés, el gasto público y, en definitiva, afectar a la continuidad de su actividad. En este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre estos indicadores.

Índices bursátiles o Bolsa, he aquí la cuestión

Si te estás planteando acudir a los mercados para realizar una operación de ampliación de capital o, simplemente, conseguir dinero para inversiones en material, tecnología o personal, lo primero que debes conocer es el funcionamiento de los índices bursátiles.

El nivel de actividad de la Bolsa, eso es lo que indica un índice bursátil o, lo que es lo mismo, la evolución de los precios de las acciones que se negocian en bolsa. Para hacerte más fácil la comprensión, te ponemos de ejemplo unos términos que seguro que escuchas con frecuencia: el mercado de valores, la Bolsa de Madrid y el Ibex 35.

Pues bien, la Bolsa de Madrid es el principal mercado de valores español (conjunto de empresas que cotizan en bolsa) y el Ibex 35, el principal índice bursátil, formado por las 35 empresas con mayor liquidez y capitalización.

Dentro del Ibex 35 existen empresas con mayor peso que otras, la llamada capitalización bursátil, que refleja mucho más la realidad que la clásica, aquella en la que todas cuentan igual. Gracias a la capitalización bursátil, un fuerte descenso en las acciones de un negocio menor del Ibex 35, no produce un hundimiento en el valor total del índice.

Financiación empresarial e índices bursátiles, una relación de amor-odio

Si la Bolsa española cae, las familias que tienen sus ahorros invertidos en acciones (aproximadamente el 10% de todas las que viven en España) hacen recortes en sus compras. Por tanto, el consumo se desacelera y las empresas ralentizan o posponen sus inversiones. La caída en el consumo afecta a las cajas del sector empresarial, lo que provoca un importante aumento del paro.

Ante esta situación de desaceleración económica, los rumores pesimistas circulan a gran velocidad y, así los inversores venden sus acciones, por lo que los índices bursátiles continúan cayendo y las primas de riesgo escalan posiciones.  

Normalmente, todos estos factores, pero también si las circunstancias son diametralmente opuestas, empujan a los Bancos Nacionales a realizar cambios en los tipos de interés. De esta manera, estos organismos tratan de solventar la volatilidad de los valores y acercar su precio a la realidad.

Por tanto, si tu financiación corre a cargo de un préstamo ligado al aumento o disminución en los tipos de interés, la cantidad a devolver a la entidad prestataria varía cada mes. A causa de esta incertidumbre, las empresas se ven obligadas a contener sus gastos y, en definitiva, a retrasar su expansión.

Pero si tu negocio cotiza en bolsa, una situación continuada de descenso en el valor de tus acciones sumada a variaciones en los tipos de interés provoca un aumento de tu prima de riesgo particular, es decir, del riesgo de impago. Ello frena a los inversores, lo que puede impedir que puedas financiarte en los mercados.

Como has podido comprobar, las variaciones en los índices bursátiles te afectan mucho más de lo que puedas pensar, tanto si tu financiación depende directa o indirectamente de ellos como si no, porque todos esos movimientos tienen consecuencias en la economía real.